martes, 28 de junio de 2022

Parece que el BIEN ya fue vencido

     Ante los estragos tan desalentadores que estamos viviendo o soportando, todo parece indicar que el bien pronto será aniquilado del corazón humano. Las controversias emergen de planeadores políticos y manipuladores de las masas, con el fin de entretener a la población en ambientes muy bien controlados frente a una televisión o parque temático enjaulado, para que nadie sepa ni tenga interés por la verdad. 

    Una de la que ya no sabemos nada en lo absoluto. 

    Resolver tan enorme planteamiento no es imposible, pero la lucha está claramente decidida. Algunos expertos de la moral social y política están buscando dar su apoyo a la verdad de los acontecimientos con algoritmos elocuentes y científicos, pero no están dando el despertar apropiado para su ejecución debido al uso inapropiado del ejemplo. 

    O sea, estamos viendo gente dispuesta a palabrear mucho, pero no ejercer acciones que hagan del mundo un lugar mejor. Dar la vida no es algo simple. Por eso el mundo sigue como está. Pocos Jesucristos que quieran subir al madero de la justicia para ser burlados mientras obtienen la victoria con sus muertes. De seguro resucitarán al final de los tiempos. 

    Pero eso de enviar a otros a realizar las obras de bien que uno mismo debería, deja mucho que desear. Sal tu primero a la calle y vuelvete el crucificado de los tiempos siguiendo la plenitud de la alegría. 

    No tenemos los medios a nuestro favor para disipar como el mal lo hace el bien que deberiamos. Hay todo un mundo en apogeo ansioso por querer algo distinto de lo ya establecido. La gente se aburre de lo mismo y ni siquiera porque sea bueno por mil o dos mil años, van a seguir tolerándolo hasta el bostezo. Se han cansado de lo que llamaban algo bueno. Las religiones e iglesias les han demostrado que no han sido más que hipócritas sus palabras y rituales a través de los siglos en vista de los tantos escándalos que han surgido de las catacumbas secretas de las mismas. 

    El bien, el poco que era, aquel que emanaba sinceridad en los pocos que estaban y que siguen, ha ido a la ruina. Los portentosos mausoleos pintados de colores confusos, han tergiversado la filantropia del mismo bien poco a poco. 

    Ya no nos queda mucho por hacer. El mundo está llegando a su etapa final. Como suelo decir: De qué modo te gustaría morir? Porque, vivo, es muy dificil que lo estes. 

jueves, 29 de abril de 2021

La muerte ha llegado


                   Todavía sigo pensando en tantas personas que parecen competir con esto del tema de la muerte. Es como si hubiese una manera de discriminación al momento de hablar cómo vamos a morir. 

Ante el famoso virus conocido como COVID 19, lo cual me parece irónico que no se llame 20, he escuchado de personas cercanas, que no quisieran morir de un contagio. Que es una muerte terrible, que es lo peor, que es desagradable morir con la angustia con la que han visto morir a muchos de sus familiares. 

Lo que me lleva a preguntarme: Y qué muerte es agradable? Si incluso habláramos de morir en la cama durante la vejez, incluso ahí, la gente critica y chismea de la forma en que un fulano ha muerto. No ha muerto luchando por su familia, dando su vida. No, ha muerto como un vago, sobre su cama, quieto y sereno, como un cobarde. No fue un héroe. 

Después que uno muere, ya nada debe importar. No creo que el muerto se entere de lo que digan, pero mientras está muriendo la persona, lo mejor sería desearle un buen viaje y que nos espere allá con los brazos bien abiertos, porque todos tendremos ese encuentro. 

Pero los que siguen vivos, comienzan a dar lata con la forma en que ha muerto este y el otro. Los ricos no mueren de una manera diferente de los pobres. Los blancos no mueren diferente de los que son negros. Ni los chinos ni musulmanes. Ni los calvos ni los que tienen cabello, ni el que tiene cáncer, ni los sanos o los enfermos, ninguno muere de una manera distinta. Todos vamos a morir de un mismo modo: dejando de respirar. La forma en que cada uno lo haga no es el problema. 

La única persona conocida por la historia que no tuvo una muerte igual que otros fue el profeta Elías. Se dice que subió al cielo en un carro de fuego. Después de eso no he conocido a nadie más, fuera de Jesúcristo el resucitado, que haya vencido la muerte de otro modo. 

El problema con la muerte no es la muerte, es la vida que no valoramos por estar pendiente de algo que no debería preocuparnos. Sobrevivimos por dignidad y continuar con el legado de mantener vivo aunque sea uno de nuestros familiares hasta el final que sea de este mundo y ver por ellos lo que no pudimos ver ahora. 

Está en la genética de todo ser humano, que luchar es propio de nuestra naturaleza. Mantenernos a flote, perseverar en este mundo hasta el último respiro. No darnos por vencidos. Ser fieles a la vida breve que se nos ha regalado disfrutando sus segundos como si fueran largas horas, semanas o meses. 

No veamos la muerte como una preocupación. Veamos la vida que no estamos apreciando como una preocupación. Como dice el proverbio chino: Si no puedes resolver un problema, por qué te preocupas? Y si lo puedes resolver, por qué sigues preocupado? 

Nadie evitará que mueras, pero la forma en cómo decidas vivir tu tiempo, tu familia, tus amigos, el mundo que te rodea, eso lo puedes decidir hoy. 

Por eso te invito a que te hagas cargo de lo que puedes manejar, de aquello que puedes todavía controlar y hacerte una persona feliz, capaz de amar porque eres amado, capaz de dar porque has recibido y capaz de aceptar lo inevitable porque has madurado para ser hijo de la eternidad. 

martes, 27 de abril de 2021

Transmite lo mejor de ti siempre


 Sé que suena sencillo decirlo. Hay varios métodos de investigación para analizar cuando una persona piensa sobre una cosa en específico. No es un cuento de hadas ni una fábula, es real. El estudio se basa en aspectos del rostro, gestos que articulan o expresan el lenguaje del cerebro o lo que piensas. Por eso no es de extrañarse que hayan personas tan listas como para determinar lo que estás pensando. Han estudiado a fondo dichas maneras de análisis físico. 

Toman en cuenta hasta la postura corporal. Pero nada se puede adivinar si no es por la observación misma. Para un ciego, la interpretación podría tener mucho que ver con sus oídos, su tacto, su boca. Esos son los ojos de una persona ciega. Experimentan el mundo desde lo que tienen. Por eso, transmitir una personalidad sincera, noble, justa, honorable y de sentido común honesto, es importante para quienes reconocen que se puede leer y determinar lo que somos por dentro de no respetar dichas virtudes. 

De nosotros actuar en lo opuesto de las virtudes recibidas, nuestro mundo y el de los demás terminarán en caos. Cito: no es nuestra naturaleza hacer el mal, sino el bien. Existe el detector de mentiras (siempre lo menciono) como herramienta para detectar una mentira. No hay detectores de la verdad, porque la verdad no necesita un detector. Ni el amor, ni la paz, ni la bondad, la paciencia, la alegría, la felicidad, nada de esto requiere un detector. 

Hay terapias de ira, para controlarla, no hay terapias de alegría para frenarla. Se discute la manera de reducir el estrés, no de aumentarlo. Igual con la angustia durante un duelo, circunstancias desoladoras, penosas. No se habla ni se estudia la manera de aumentar los niveles de ansiedad, depresión u otras actividades mentales dañinas. 

Pero, para conseguir transmitir lo mejor de nosotros hace falta un enfoque entrenado en los aspectos de nuestra naturaleza. No podemos manejar los cambios apropiados si no sabemos con lo que lidiamos. Tan pronto nos damos cuenta de que tenemos una ignorancia inmensa acerca de lo que somos y cómo lo manejamos, se nos hace fácil alcanzar el objetivo evolutivo.

Los que se esfuerzan por crear atrasos en sus vidas, piensan que la muerte es para todos y que los diplomas y títulos no sirven de nada. Pero lo que no se preguntan es: el legado que les dejan a quienes vienen en camino. No nos esforzamos por nosotros, nos esforzamos por mantener el último legado nuestro para ser protagonista de los acontecimientos venideros. Esperamos que ellos puedan disfrutar de una época que nosotros no podremos contemplar. 

Hay que dar lo mejor por mantener un puesto espiritual y físico en cada acción que ejercemos. No comprometemos nuestros valores y principios por cualquier causa, solo por la mejoría y el progreso de una nación fuerte y convencida de sus ideales más nobles para su propio bien. 

Los ojos también son una fuente de información sobre lo que experimentamos por dentro. Hay quienes pueden leer con facilidad las señales que reservas en tu cabeza con tan solo verte a los ojos. 

Ten cuidado siempre con lo que te dicta una naturaleza ajena a la verdadera. Ronda por tu cuerpo una inclinación hacia determinados instintos, que de llevarte solo por ellos, terminarás en la ruina. Procura la prudencia para mantenerte a flote y vive a la vez como si fuera el segundo final de tus días. 

lunes, 26 de abril de 2021

Hacer el mal no te hace FELIZ


 He escuchado que para conseguir cierta comodidad, confort, beneficios, una vida llena de dinero, estabilidad económica, hay que hacer lo malo: engañar, mentir, estafar, robar, sugestionar, chantajear, sobornar, manipular y lo que sea necesario con tal de conseguir un material que te hace creer que puedes vivir un día más. 

No es así como funciona. 

La creación humana tiene un fundamento moral que le lleva a concebir por sí solo lo que es correcto y lo que no. Incluso, cuando se trata de sobrevivir. 

La consciencia es esta herramienta, conocida como virtud, don, talento, espíritu de la vida. Lo que es cierto, es que esta herramienta dentro de nosotros, nos hace cuestionar el modo en que queremos conseguir lo que nos hace falta para continuar. 

En el plano de un techo, comida, transporte, abrigo, la necesidad puede ser tan abrumadora que nos hace pensar que el delito es el camino más fácil para llegar a la solución inmediata. O sea, el trabajo, el sacrificio, la entrega, la donación, la penitencia, son demasiadas cosas como para recurrir a ellas y salir mejor del intento. 

Lo que es falso, es la imagen creada por el beneficio que procuras. Si quieres dinero, en vez de trabajar por el, lo más probable es que, te metas en la cabeza que lo puedes conseguir engañando a alguien. Porque lo quieres al momento. No tienes todo el día ni la semana, ni el mes para darte ese lujo de tolerar tanta pobreza, tanto sufrir, tanta desgracia. 

La pobreza de tu alma se refleja en tus acciones. Si crees y te mueves por principios en la vida, jamás perecerás de hambre o sed, incluso, no te faltará ropa ni hospedaje. Lo que en el momento ponemos en duda, se vuelve en bendiciones al siguiente minuto. Lo que crees que toleraste por bondad, siempre tendrá su recompensa. 

No tiras una piedra sin que ella regrese a ti. Así mismo lo que cosechas. La vida que siembras, de eso vas a vivir. Si siembras mentiras, eso vas a cosechar. Quienes te rodean te mentirán y es muy posible que ganes mucho dinero haciendo estafas, robos, engaños, pero es imposible que no termines de la misma manera. 

Si hay infierno, es el mal que haces. Si hay cielo, es el bien que haces. 

Pero recuerda, la felicidad no es una emoción placentera, ni un beneficio que acomoda tu existencia. Es un estado de consciencia que te permite tener paz interior, caminar sin deudas, convencido de que todo lo que haces es para bien. 

Haces lo correcto en todo tiempo, creyendo fielmente que sin importar lo profunda que sea tu necesidad, no vas a cometer ninguna maldad para salir de ella. Vas a proceder de la mejor manera posible y tendrás una vida llena de riquezas, interior y exterior. Porque todo empieza por demostrar quiénes somos, hasta dónde somos capaces de llegar y el precio que estamos dispuestos a ofrecer por mantenernos virtuosos, decentes, transparentes, sinceros, leales a los valores que la vida misma nos exige. 

Eso es la felicidad. No pensar con afán que por el mal que hiciste ayer, hoy te pueden hacer daño. Sino, que por el bien que hiciste hoy, puedes ser recompensado mañana. 

sábado, 27 de junio de 2020

Las demandas de la consciencia


Estoy más que sorprendido que la sociedad haya hecho retrocesos en vez de avances. Y me refiero al despilfarro de la vida como si un juguete fuera. 
Ahora todo es color, política, religión, sexo, etiquetas, pendejadas caprichosas de personas a las qué hay que establecerle una ley dentro de las sagradas paredes que antes representaban lo más loable, puro, serio e íntegro de la moral social. 
No hay un determinado tema, ni un compromiso por corregir problemas serios, por los cuales creo que hemos llegado hasta  tanto caos. 
El liberalismo al que hemos trascendido ha enterrado la consciencia que teníamos, apartándonos de lo más importante: el amor y la humanidad. 
Parece ser que sin etiquetas el ser humano no puede vivir. Hay que definir cada tontería para dejar claro lo que soy, lo que represento y lo que me define, sino, nada seré. Todo para satisfacer a las preguntas de inmaduros que se levantan en guerra para corregir un problema con otro problema. 
La consciencia demanda estabilidad social a través de un nuevo nacimiento, un nuevo orden interior que dará comienzo a una vida espiritual sin apegos a los títulos, etiquetas, pronombres y demás asuntos que no son lo que identifican al ser humano en su más correcto sentido del deber consigo mismo y con los demás. 
La consciencia espiritual te lleva a las acciones de una respuesta externa para asegurar el estilo de vida que nos debemos a cada ser humano que alcanza su máxima capacidad de apreciar a todos y cada uno de los elementos existentes en este planeta por encima de sus idiosincrasias, estereotipos, cuestiones sin sentido o con, razones por las cuales hemos rebajado lo más alto del ser para darle fuerza a una conducta instintiva frenada antes por los implacables ignorantes bajo el castigo insultante de quienes se hacían pasar por Dios mismo tomando como juguete a la justicia. 
Pero ahora, es más desconcertante la temática de una vida productiva la que tenemos. 
Nadie está enfocado en la productividad ni como esencia de una sociedad que sufre por razones personales, ni en la productividad de un ser lleno de una consciencia clara de lo que representa y es. 
¿Quién eres? 
No eres un nombre, ni una profesión, ni un título, ni el color de tu piel, ni el sexo que tanto orgullo te lanzas a revelar como si a alguien le importara. No eres la religión que profesas, ni eres el partido político o de juego que tanto amas. Si te defines por todas estas absurdas cuestiones sociales, no harás más nada que aumentar tu ira y tú podrido accionar de manera involuntaria e inconsciente frente a todo lo que importa: el amor, los niños, la paz, la vida, la decencia, la educación, la espiritualidad, el respeto y la esperanza de días mejores donde sigamos haciendo progresos para continuar por un día más de nuestra existencia en esta vida tan simple y fugaz como el viento mismo. 
Hay quienes piensan que vivir sesenta años es una dicha: ochenta, noventa. Aunque parezca serlo, lo único que habla al final de esos años si es que llegas ahí, es la consciencia que tuviste de haber actuado en favor de tu progreso espiritual, económico, social, basando todo lo que deseabas para ti en agrado por los demás que venían en camino. 
Porque eso somos si despertamos a una consciencia simple y portentosa: generosidad, amabilidad, respeto, bondad, cuidado, paz, fe, verdad, justicia con el fuego implacable del amor, pureza, dignidad, entre todos los demás frutos del espíritu que nos ama. 
Trabaja tus días para alcanzar la plenitud de un mejor planeta para aquellos que vienen detrás. No reduzcas tu mera existencia a unas horas, días, semanas, meses o años queriendo pensar en lo que la sociedad te llevó a ser para sacarte beneficio con eso. 
Fíjate bien que si descubres quién eres en realidad, lo más probable es que te crucifiquen al momento, no que te sienten en la primera silla dorada de la hipocresía que se deja ver hoy día como lo más sano y precioso de nosotros. 
Sal de la trampa. Ve a tu consciencia y dime si estoy equivocado. Hacer el bien, aun si sea una idea lineal, no tiene ningún problema con las demás ideas lineales que dejan como resultado el caos, el vandalismo, una sociedad destruida por sus malos hábitos, desdeñada de sus valores para la transformación del ser mismo en su capacidad de progreso. 
Sal ahora de la trampa en la que estás metido creyendo que eres un Conejillo de india bajo experimentos sociales donde te manipulan para hacerte creer que eres una cosa que a nadie le importa, pero que trae beneficios para los bolsillos de alguien más. 
Abre tu consciencia y cuestiona todo esto que te digo si no es así. 

miércoles, 1 de abril de 2020

Debes ser luz para quienes ya son oscuridad

Veo que hay más deseo por gritar a los cuatro vientos todo lo malo y perverso que podemos ser. Soy testigo de como personas sin escrúpulos agitan sus lenguas de manera atrevida y alaban las obras de las tinieblas con palabras obscenas y vulgares hasta el punto de invocar demonios y otras tantas cosas más que no son del corazón, ni vienen del alma.
Pareciera serle más fácil a una persona enojarse y violentarse contra otros, llenarse de odio, rabia, furia, hasta tal punto que puede lastimar a miles en público y nadie dice nada. Los que alabamos a Dios, los que viven en el silencio a un Dios grande y poderoso, se quedan tímidos, rezagados, intimidados en una esquina donde nuestras acciones serán juzgadas por permitir tales atrocidades de otros.
Los que actúan de mala manera, siempre lo hacen movidos por un sufrimiento, un dolor, una idea confusa a causa de las dos anteriores. Pero los que permitimos que se siga volcando la maldad sin gritarle que se calle con autoridad, sin gritarle como aquella voz que exclamaba en el desierto, seremos juzgados de manera más severa.
Veo confusión en quienes dicen creer en un mundo mejor. Veo negligencia en las acciones de quienes creen hacer de este mundo un lugar más dichoso. No estamos siendo la luz para la que hemos nacido. Nos estamos volviendo oscuridad con el que ya estaba en ella. No estamos reprendiendo las malas acciones.
Actuamos con vergüenza, inseguridad, miedo, dejados al vago recuerdo de la bendición de Dios. Claro que espero en su santo amor. Por supuesto que me someto a su gracia. En Dios yo confío, y porque todo lo que se y hago esta en sus manos, el también me da la fuerza para hablar en su nombre, para declarar su verdad, su misericordia y su poder.
Alabaré las obras de mi Dios. No me dormiré ante el dolor y el sufrimiento de un pueblo confuso que no reconoce las obras del amor. Que, por el contrario, se muere en las penas de sus malas acciones.

Levántate tu que duermes. Abre los ojos del alma. Así verás con claridad hacia donde te llevan tus palabras y acciones.
AMEN.

viernes, 31 de enero de 2020

¿Qué tienes que hacer para ser feliz?

No mucho. Apenas te levantas, te refrescas la cara, cepillas tus dientes y te pones ropa. Te calzas y luego desayunas; si después de estas simples actividades te llegas a quejar de que no tienes nada en tu armario, en tu despensa de comida, entonces, eres de esas personas que pertenecen al noventa por ciento de probabilidades de ser feliz.

¿Qué tienes que hacer para ser feliz?

Si comparamos el ejemplo anterior con la vida de una planta, sería lo mismo, pero en su entorno o hábitat. La flor abre sus pétalos pausadamente ante el amanecer, porque los rayos del sol llegan discretos hasta su estructura delicada, la brisa sopla sobre su copa el encanto de la vida y se hace la fotosíntesis. Ella empieza a trabajar en su quietud para resistir con fuerza de voluntad cualquier crisis inmediata. Algo que todavía nos falta a los humanos.

Siempre he dicho que para ser feliz sólo debes pensar en qué quieres cambiar que puedas hacerlo, porque si no puedes, tampoco te vas a frustrar queriendo realizar algo que no consigues ejecutar. Además, no echarás tus pocos años de vida al caño por pasarte en el intento cada gota de esfuerzo buscando ser algo que no se te da. Debes descubrir en ti todo los elementos necesarios que se te son posibles y trabajarlos hasta el punto que puedas ayudar a otros por ese medio.

O sea que, orientar a los demás en sus caminos se hace vital para la felicidad personal. Ser compasivos, serviciales, amables y respetuosos, forman parte de un engranaje que consiste en el amor propio.

sábado, 2 de febrero de 2019

¿Felicidad o Desgracia? ¿Yo decido?


Por raro que suene este dicho, nosotros formamos parte de nuestra propia desgracia, aún cuando no somos los culpables.
Me explico: el hombre que golpea a su esposa, ¿Por qué lo hace? ¿Por qué no golpea a todas las mujeres como su madre o hermanas? No, solo golpea a esa mujer que le demuestra miedo y no actúa como la esposa que debe ser frente a un hombre que escondió su agresividad por un tiempo y después afloró con el comportamiento de su esposa: sumisa, cabizbaja, tímida, obediente con miedo, callada, poco atractiva, una persona que genera efectos inmediatos en seres agresivos, como su esposo. Y jamás, en toda mi vida, jamás justificaría esa acción como algo bueno. Porque lo quiero destacar aquí con este ejemplo es: que no importa cuán culpable es el agresor, la victima tuvo que ver.
Son las pequeñas acciones las que deciden el ritmo de vida que tendremos. ¿Por qué esta clase de hombres respetan enormemente a ciertas mujeres? Por la seguridad con que les hablan, cómo les miran, sin temor alguno, saben de qué forma lidiar con hombres así. En fin, hay en terapia situaciones de parejas que suelen parecer que el hombre es el culpable de todo y no es así.
Como dije: nunca excuso la violencia en ninguna forma. Que alguien sea tímida, calmada o pasiva, no significa que eso merezca algún tipo de maltrato.
En otras palabras, decidimos gran parte de aquello que nos sucede casi de manera inesperada, porque nosotros hemos propiciado detalles que estimulan dichas acciones.
La pregunta es: ¿Qué hacer? ¿Debo cambiar? ¿Debo ser otra persona tan solo por el hecho de que no le agrado a alguien?
Hay dos salidas: alejarse de personas opuestas a tu carácter y que te restan importancia y dos: adaptarte.
Tan solo piensas alejarte y es como si este tipo de personas agresivas te siguieran a todas partes. Así que, por más bonito que se escuche, no puedes permanecer huyendo toda tu vida de gente sin escrúpulos y que hacen de tu vida una desgracia.
La segunda opción es la correcta. Debes adaptarte. ¿Cómo? ¿Hay clases para eso? ¿Debes aprender a hacerlo?
Ciertamente, hay un modo. Reconoce que para generar un comportamiento diferente de quién eres ahora, debes amarte o amar algo lo suficiente como para obligarte a desarrollar una forma de enfrentar cualquier situación. En todo momento, hago un recuerdo de esto: el amor es quien guía tus pasos, no el odio. El amor no persigue, espera. El amor no ataca, se defiende. El amor te aportará la seguridad y la destreza para conseguir lidiar con cualquiera que sea lo que estés afrontando.
Luchar, armarte de valor, empezar una nueva vida, eso es adaptarte. Lo que debes proteger te ha forzado a ser otra persona.
Tu debes cuidarte para cuidar de otros. Así es como funciona el mundo. Hay quienes no se aman ni buscan avanzar en sus vidas y se someten a las miserias de sus dificultades, crisis, dolencias y sufrimientos. Estos son los que ansían dañar y lastimar a otros. Tú debes perfeccionarte por esos que no se atreven y cambiar tu modo de pensar por aquellos que no lo hacen. Solo así lograrás que este mundo tenga la felicidad que tú eres.
Si te reconoces como felicidad, la vida de quienes te rodean tendrá más posibilidad de que se contagien de tu amor. Por eso es una lucha. Los negativos y agresivos buscan contagiar a otros con sus razones injustificadas, mientras que los que aman, en más del noventa por ciento, no contagian ni se animan a gritar con júbilo la dicha de vivir una alegría intensa y llena de felicidad.
Por lo que, creo firmemente, que tienes en tus manos la capacidad de decidir lo que quieres en tu vida. Debes moldear todo tu sistema de creencia adiestrado por el dolor y el sufrimiento. Debes elevarte por encima de aquellos que solo te supieron contagiar de oscuridad. Llega a luz y encuentra tu felicidad.

lunes, 28 de mayo de 2018

¿Por qué no eres feliz?

                Una vez más la vida nos echa en cara la urgencia que tenemos de ser felices. Las razones son simples: mientras más feliz seas, menos odio acarrearás sobre los demás y la vida misma. El amor será tu razón de ser y el dueño de tu existencia.
     
                 Y ¿por qué no eres feliz?

                  Sucede lo mismo cuando quisieras conseguir realizar planes que están fuera de tu posibilidad. ¿Puede todo el mundo ser doctor, abogado, ingeniero, agrónomo, artista o escritor? Solo podemos ser capaces de comprender una cosa a la vez y lo haremos en la medida de la Paz que tengamos interiormente.
                  Si pierdes La Paz interior, tu felicidad caminará por los senderos del infierno. En otras palabras: personas que están sufriendo por una traición, una enfermedad, tragedias, tráumas, angustias, depresiones, entre otras tantas cosas de este mundo, tendrás que conseguir salir de ese mundo creado por ti ejerciendo todo tu potencial, fuerza y persistencia para lograrlo. Ahora bien, tú no puedes resolver por Ti mismo todos los problemas a los que estás expuesto diariamente. Te hace falta la ayuda del cielo.

                Pues bien, tengo la creencia de que la mayoría de los problemas que te afectan e impiden que seas feliz están en tu vida porque les suplicaste que llegaran a ti. Te pusiste de rodillas un mal día y dijiste: dios de los problemas, del sufrimiento y el maltrato, acude a mi vida y hazla pedazos.
               Así como pediste inconscientemente que esta vida que tienes ahora llegara a ti, así debes pedirle al Dios de la vida, del amor y la bondad que llene tus días. La felicidad nunca ha estado lejos. Tú la tienes ahí cerca, al doblar la esquina, al elevar un respiro más cada día. Mientras vida tengas, siempre podrás tener la oportunidad de vencer cualquier crisis que se te eche encima con la ayuda del Dios de la vida.
         
                Si no eres feliz es porque no diriges tus plegarias al que da la felicidad. Si no eres feliz es porque te cuesta asumir con claridad todo lo bueno para lo que has nacido y estás hecho. Toda destrucción interior comienza con la culpa. Si piensas que rendirte es mejor, no tendrás oportunidad para ser feliz eternamente. Tu única salida será la muerte.
                Vive por el amor, devuelve al cielo los frutos que el depositó una vez en tu corazón. No permitas que la oscuridad te arrebate el aliento de amor que Dios te regaló. Pon a valer ese amor dándole su significado principal en tu vida. Eres como eres porque tú has decidido dejar entrar en ti lo que pensabas que era lo correcto. Si lo fue, sigue así, si no, deséchalo y levántate para alcanzar la gloria de tu Dios que espera con júbilo tu llegada.

martes, 21 de noviembre de 2017

Mi Libro Roca y Arena

Mi promesa esta cumplida con este primer libro que logré sacar después de tantos años con la ayuda de Dios. Hay personas que me han dicho al comprarme el libro: déjame ayudarte comprándolo. La verdad es que, a mi no me están ayudando del todo, porque más es la ayuda que recibirán, que la que me darán.
Claro que estoy contento del aporte y el desprendimiento de su propio sacrificio para conseguir un material de tan buena calidad, pero les aseguro que el precio es mucho mayor. No les estaría dando ese precio de considerar que la obra vale muchísimo mas de lo que parece.

Gracias a todos aquellos que ya lo han solicitado e invito a quienes no lo han hecho, a conseguirlo. Invita a quienes lo necesitan, regálalo a una persona que le gusten estos libros o deja tus comentarios y opiniones en la página que te daré a continuación de youtube: audiolibros geniales.



Espero en Dios que este libro sea algo mas que un estímulo en tu vida, que sea la solución que habías estado buscando tanto tiempo a todos esos inconvenientes presentes. Que Dios limpie tu vida y la llene de su presencia. Amén.

domingo, 22 de octubre de 2017

No hay que cambiar, hay que volver


Esto lo explicaré. Considero de vital importancia la teoría de que hemos nacidos puros, sin manchas, tiernas criaturas inocentes de todo pecado. Durante la infancia se nos presentan comportamientos distintos de aquellos que nos crían o que están supuestos a protegernos. Pues bien, ellos no están lo suficientemente sanos de juicio como para reaccionar de igual modo frente a los tantos desafíos que les presenta la realidad una vez adultos. Eso les lleva a desencadenar niveles de estrés en los pequeños infantes, apenas conocedores de un mundo simple y sin compromisos.
Aquí surge lo interesante.
Estamos bien, cambiamos para mal como un mecanismo de defensa que se desarrolla estimulado por las condiciones presentadas en la vida. Luchamos y batallamos contra aquellas fuerzas que nos vencen constantemente y durante las batallas llegamos a perder y luchar contra nosotros mismos. Vamos siendo tan heridos que desarrollamos miedos y estos mismos se amarran al corazón como cadenas de acero bien firmes.
Para lograr volver al estado en el que nacimos, hace falta la conversión, no el cambio. El cambio fue hecho ya para mantenernos vivos en circunstancias extremas. Hace falta volver para obtener un poder  mayor al que pensamos que esta bien cuando damos acceso al miedo, la euforia o el odio.
No es el cambio lo que debemos procurar, es el volver a nacer de nuevo.
Yo no pido que cambies. Todo lo que ha acontecido en tu vida ha sido necesario para mantenerte vivo y tener la dicha de regresar a tu casa, al hogar donde naciste y, más importante aún, el cómo naciste.
No debes cambiar. Debes volver tu vida a ese momento en el que no conocías la culpa, ni el miedo, el odio o cualquier otro tipo de dolor o sufrimiento.
No se trata de ser o actuar como niño o infante, se trata de ver tu alma una vez más. Alcanzar este nivel de admiración compleja de ti mismo es el mismo cielo. Ejercitarse en esta forma del ser es trascender a una facultad única de ti mismo.
¿Es que acaso no es esto lo que busca el ser humano al final de sus días? Un descanso pleno de todas sus faenas, luchas y tensiones que padece por culpa de los trabajos y necesidades cotidianas.
Siendo niños, sintiendo esta capacidad dentro de nosotros como al caminar sobre la superficie de un río fresco y de aguas claras, estaremos en una etapa de nuestras vidas donde sanaremos con rapidez de todo tipo de enfermedad, porque no habrá estrés, conductas neuróticas, incapacidad para la tolerancia.
Tendremos adultos capaces de valorar y premiar a los niños por sus labores en vez de amenazarlos con castigos para propiciarles miedos y conductas agresivas.
Todos seremos capaces de ser felices. Habrá un buen comienzo una vez más.

domingo, 17 de septiembre de 2017

¿Por qué dormía Jesús durante una tormenta?

¿Por qué dormía el dueño del universo mientras sucedía una tempestad?

1. No le importaba lo que hiciera la tormenta, pues no le preocupaba en absoluto. Así que, dejaba que la tormenta disfrutara de un respiro.
2. Jesús admitía que necesitaba un buen descanso y, sin importar las tormentas que se presentaran en el camino, el tomaría esa siesta.
3. Quería poner a prueba a sus discípulos y no se molestó en levantarse para que ellos hicieran el trabajo de calmarla con el poder de la fe.
4. A pesar de que Jesús sabía que la tormenta vendría, que los discípulos se asustarían, no sabía si ellos elegirían  detenerla o elegirían sentir miedo. Por eso continuaba dormido.
5. Jesús les increpa a los discípulos porque no pudieron tener la fe necesaria como para detener la tormenta. A lo mejor porque ellos decidieron por la tormenta y no por la calma.
6. Jesús se incomoda con los discípulos porque ellos habían visto su poder y, a pesar de eso, todavía continuaban asustados. Por eso estaba dormido, hasta ver si uno de ellos se animaba a detener la tormenta.
7. En Jesús no hay miedo, tampoco tristeza, por eso la tempestad le era de poca importancia. Necesitaba que los discípulos se decidieran. Esa es la razón por la que se molesta con ellos.

Esta es la clave precisa y exacta del por qué nosotros los seres humanos tenemos problemas: es porque los preferimos a ellos que a las soluciones. Además, cuando ya entendemos que no hay problemas, esto no quiere decir que los estamos evadiendo, significa que ahora son retos, situaciones que sacarán lo mejor de nosotros, turbulencias que nos llevarán a un mejor lugar o nos harán una mejor persona.

En la vida hay tempestades todo el tiempo. Son como el curso normal de la vida. Son similares a una corriente de río imparable. Es inevitable querer detener cada tormenta, situación penosa, crisis, sacrificios, dolores inmensos, porque eso no es lo que quiere Jesús que hagamos. Para lograr el cometido preciso ante las tormentas debemos afianzarnos a su amor. Una vez que logramos alcanzar ver que Jesús es fuente de vida, ahí lograremos encontrar la poderosa gracia de la fe. Levantaremos nuestras manos y, con una voz tremenda, lograremos conquistar la naturaleza entera. Diremos: detente y ella escuchará. Jesús despertará sorprendido por tu valentía y se regocijará por tu confianza en su amor.

Un último consejo para conquistar la fe: no asumas que lo peor es tuyo, sino todo lo que es bueno. ¿No entiendes? Cuando hables, no digas así: por mi orgullo, por mi arrogancia, por lo malo que soy, por mi vanidad y mi lujuria. No asumas que lo peor es tuyo. Repite conmigo: aleja Señor Dios mío el pecado que atenta contra mi alma, creación tuya, y acércame tu amor, que es mi amor, por gracia de Jesús mi Cristo, mi roca, en quien me refugio. Amén.