sábado, 25 de marzo de 2017

La Potestad es Solo Para Dios

¿Por qué le das potestad a un nombre que lo único que hace de tu vida es convertirla en sufrimiento?
Escucho todo el tiempo personas que por alguna razón piensan que decir "diablo", "diablaso", "coño", les hace sentir de alguna forma "libres". Como si estuvieran practicando alguna forma de ejercicio mental para reducir el estrés desgraciado de sus vidas.
Y no me cabe la menor duda de que lo hacen por varias razones:
1. No saben por qué.
2. Fue lo que aprendieron escuchando a otros decirlo.
3. Les parece divertido.
4. Se siente liberador invocar una fuerza tan poderosa.
5. No perciben consecuencias en el conjurar, pronunciar, decir o exclamar tal nombre.

Así que esto se vuelve una moda sana, agradable. Dichas palabras forman parte de la cultura y ya es aceptable. Los productos alimenticios solo por amor al dinero colocan dicho nombre en sus portadas. Hace unos años que se venden las galletitas "el diablito". Son negras como el carbón y parecidas a las Oreo de chocolates. Está el vino "el casillero del diablo" el cual se convirtió en algo famoso después que se vieron obligados a contar la historia al mundo latino para evitar malas interpretaciones. Aún así, se continúa proclamando este nombre.
Fijémonos bien en un dato: solo en la iglesia se puede mencionar este nombre del diablo porque ahí se reprende su maligna presencia y se exalta la de Dios, que es la única que debe ser proclamada en los casos de que sean creyentes los que las usen constantemente.
Si usted es uno de los que usa la palabra "diablo" u otro derivado, sepa bien decir de paso: "que Dios reprenda". Porque da la casualidad que es así como van formando parte de usted y su vida aquellos seres a quienes usted invoca cotidianamente.

Es como reforzar su poder cada vez que lo menciona. Pues bien dice la Biblia: de lo que está lleno el corazón, de eso hablará la boca.
¿Cómo es posible que su corazón esté lleno del enemigo de Dios y no de Dios mismo. Hay peores casos en los que la misma persona que dice: "diablo, diablaso"; al instante también pronuncia: "Dios santo", indicando que el nombre sobre todo nombre ha de usarse en vano, en tono de relajo, para expresar un desinterés de un tema o por desahogar un sentimiento confuso del que no sabe el peligro que lleva.

Vivimos en una sociedad donde hablamos tanto de que los valores se están perdiendo. Esté escenifica uno de ellos.
Si damos potestad en nuestro corazón a quien destruye lo que Dios ha puesto en el, y no al vencedor, al rey, al único que se le debe toda potestad, honra, adoración y gloria, entonces continuaremos teniendo la vida que hemos decidido: amargura, dolor, sufrimiento, desgracia, el infierno. Porque solo  aquellos que invocan dicho nombre de hacen hijos del mismo. Por el contrario, quienes invocan con su corazón y boca a Dios, de El mismo recibirán los bienes que corresponden a los hijos herederos.

Si quieres vivir bajo un suplicio, un tormentoso espanto, una desdichada tristeza, si te encanta sufrir, ver tu familia destruirse, tu matrimonio perderse en la oscuridad, tus hijos perdidos en los vicios, es muy fácil la recomendación: sigue invocando a quien te ayuda a lograr esa meta. Pero, si buscas vida en abundancia, felicidad eterna, Gozo Infinito, invoca el nombre de Dios, su presencia en tu vida y todo tendrá vida, claridad, felicidad.
Al único que le debemos potestad es a Dios.
Si dices que no crees en El, tampoco deberías creer en su enemigo, porque ambos representan un tema religioso para los ateos. Así que no se puede discutir en los casos de los no creyentes, el que se pronuncie uno u otro, igual será una desgracia, pero quizás menor por ignorancia. Y esto lo digo porque van ya bastante veces que me tocado con personas que se dicen ateos y es sólo como un rechazo a Dios, porque continúan mencionando la palabra "diablo" sin la más mínima consideración. Por tanto, mi opinión es clara: si no vas a creer en Dios por tu ateísmo, tampoco deberías creer en el diablo (que Dios reprenda).

Si buscas erradicar de tu vida lo malo, empieza por evitar a toda costa repetir, mencionar o invocar esa palabra como si fuera algo normal de la cultura, tradición o lo que sea que te digan. Si no es para reprenderla, no tienes ningún derecho a decirla. Y si la dices, abstente de las consecuencias como puedas, cosa que solo Dios puede liberarte de dicho mal.
Por último te digo esto: No es lo mismo llamar al diablo (que Dios reprenda), que verlo llegar. Si continúas dándole potestad al enemigo, pues el será quien te de la mano al momento de tu muerte. Decide si vale la pena para ti continuar metido en este error.
Vive a Dios, si realmente lo quieres buscar. Vive solo para El. Evita en todo momento ser parte de dos, porque Dios es un Dios celoso. Amén.