jueves, 29 de abril de 2021

La muerte ha llegado


                   Todavía sigo pensando en tantas personas que parecen competir con esto del tema de la muerte. Es como si hubiese una manera de discriminación al momento de hablar cómo vamos a morir. 

Ante el famoso virus conocido como COVID 19, lo cual me parece irónico que no se llame 20, he escuchado de personas cercanas, que no quisieran morir de un contagio. Que es una muerte terrible, que es lo peor, que es desagradable morir con la angustia con la que han visto morir a muchos de sus familiares. 

Lo que me lleva a preguntarme: Y qué muerte es agradable? Si incluso habláramos de morir en la cama durante la vejez, incluso ahí, la gente critica y chismea de la forma en que un fulano ha muerto. No ha muerto luchando por su familia, dando su vida. No, ha muerto como un vago, sobre su cama, quieto y sereno, como un cobarde. No fue un héroe. 

Después que uno muere, ya nada debe importar. No creo que el muerto se entere de lo que digan, pero mientras está muriendo la persona, lo mejor sería desearle un buen viaje y que nos espere allá con los brazos bien abiertos, porque todos tendremos ese encuentro. 

Pero los que siguen vivos, comienzan a dar lata con la forma en que ha muerto este y el otro. Los ricos no mueren de una manera diferente de los pobres. Los blancos no mueren diferente de los que son negros. Ni los chinos ni musulmanes. Ni los calvos ni los que tienen cabello, ni el que tiene cáncer, ni los sanos o los enfermos, ninguno muere de una manera distinta. Todos vamos a morir de un mismo modo: dejando de respirar. La forma en que cada uno lo haga no es el problema. 

La única persona conocida por la historia que no tuvo una muerte igual que otros fue el profeta Elías. Se dice que subió al cielo en un carro de fuego. Después de eso no he conocido a nadie más, fuera de Jesúcristo el resucitado, que haya vencido la muerte de otro modo. 

El problema con la muerte no es la muerte, es la vida que no valoramos por estar pendiente de algo que no debería preocuparnos. Sobrevivimos por dignidad y continuar con el legado de mantener vivo aunque sea uno de nuestros familiares hasta el final que sea de este mundo y ver por ellos lo que no pudimos ver ahora. 

Está en la genética de todo ser humano, que luchar es propio de nuestra naturaleza. Mantenernos a flote, perseverar en este mundo hasta el último respiro. No darnos por vencidos. Ser fieles a la vida breve que se nos ha regalado disfrutando sus segundos como si fueran largas horas, semanas o meses. 

No veamos la muerte como una preocupación. Veamos la vida que no estamos apreciando como una preocupación. Como dice el proverbio chino: Si no puedes resolver un problema, por qué te preocupas? Y si lo puedes resolver, por qué sigues preocupado? 

Nadie evitará que mueras, pero la forma en cómo decidas vivir tu tiempo, tu familia, tus amigos, el mundo que te rodea, eso lo puedes decidir hoy. 

Por eso te invito a que te hagas cargo de lo que puedes manejar, de aquello que puedes todavía controlar y hacerte una persona feliz, capaz de amar porque eres amado, capaz de dar porque has recibido y capaz de aceptar lo inevitable porque has madurado para ser hijo de la eternidad. 

martes, 27 de abril de 2021

Transmite lo mejor de ti siempre


 Sé que suena sencillo decirlo. Hay varios métodos de investigación para analizar cuando una persona piensa sobre una cosa en específico. No es un cuento de hadas ni una fábula, es real. El estudio se basa en aspectos del rostro, gestos que articulan o expresan el lenguaje del cerebro o lo que piensas. Por eso no es de extrañarse que hayan personas tan listas como para determinar lo que estás pensando. Han estudiado a fondo dichas maneras de análisis físico. 

Toman en cuenta hasta la postura corporal. Pero nada se puede adivinar si no es por la observación misma. Para un ciego, la interpretación podría tener mucho que ver con sus oídos, su tacto, su boca. Esos son los ojos de una persona ciega. Experimentan el mundo desde lo que tienen. Por eso, transmitir una personalidad sincera, noble, justa, honorable y de sentido común honesto, es importante para quienes reconocen que se puede leer y determinar lo que somos por dentro de no respetar dichas virtudes. 

De nosotros actuar en lo opuesto de las virtudes recibidas, nuestro mundo y el de los demás terminarán en caos. Cito: no es nuestra naturaleza hacer el mal, sino el bien. Existe el detector de mentiras (siempre lo menciono) como herramienta para detectar una mentira. No hay detectores de la verdad, porque la verdad no necesita un detector. Ni el amor, ni la paz, ni la bondad, la paciencia, la alegría, la felicidad, nada de esto requiere un detector. 

Hay terapias de ira, para controlarla, no hay terapias de alegría para frenarla. Se discute la manera de reducir el estrés, no de aumentarlo. Igual con la angustia durante un duelo, circunstancias desoladoras, penosas. No se habla ni se estudia la manera de aumentar los niveles de ansiedad, depresión u otras actividades mentales dañinas. 

Pero, para conseguir transmitir lo mejor de nosotros hace falta un enfoque entrenado en los aspectos de nuestra naturaleza. No podemos manejar los cambios apropiados si no sabemos con lo que lidiamos. Tan pronto nos damos cuenta de que tenemos una ignorancia inmensa acerca de lo que somos y cómo lo manejamos, se nos hace fácil alcanzar el objetivo evolutivo.

Los que se esfuerzan por crear atrasos en sus vidas, piensan que la muerte es para todos y que los diplomas y títulos no sirven de nada. Pero lo que no se preguntan es: el legado que les dejan a quienes vienen en camino. No nos esforzamos por nosotros, nos esforzamos por mantener el último legado nuestro para ser protagonista de los acontecimientos venideros. Esperamos que ellos puedan disfrutar de una época que nosotros no podremos contemplar. 

Hay que dar lo mejor por mantener un puesto espiritual y físico en cada acción que ejercemos. No comprometemos nuestros valores y principios por cualquier causa, solo por la mejoría y el progreso de una nación fuerte y convencida de sus ideales más nobles para su propio bien. 

Los ojos también son una fuente de información sobre lo que experimentamos por dentro. Hay quienes pueden leer con facilidad las señales que reservas en tu cabeza con tan solo verte a los ojos. 

Ten cuidado siempre con lo que te dicta una naturaleza ajena a la verdadera. Ronda por tu cuerpo una inclinación hacia determinados instintos, que de llevarte solo por ellos, terminarás en la ruina. Procura la prudencia para mantenerte a flote y vive a la vez como si fuera el segundo final de tus días. 

lunes, 26 de abril de 2021

Hacer el mal no te hace FELIZ


 He escuchado que para conseguir cierta comodidad, confort, beneficios, una vida llena de dinero, estabilidad económica, hay que hacer lo malo: engañar, mentir, estafar, robar, sugestionar, chantajear, sobornar, manipular y lo que sea necesario con tal de conseguir un material que te hace creer que puedes vivir un día más. 

No es así como funciona. 

La creación humana tiene un fundamento moral que le lleva a concebir por sí solo lo que es correcto y lo que no. Incluso, cuando se trata de sobrevivir. 

La consciencia es esta herramienta, conocida como virtud, don, talento, espíritu de la vida. Lo que es cierto, es que esta herramienta dentro de nosotros, nos hace cuestionar el modo en que queremos conseguir lo que nos hace falta para continuar. 

En el plano de un techo, comida, transporte, abrigo, la necesidad puede ser tan abrumadora que nos hace pensar que el delito es el camino más fácil para llegar a la solución inmediata. O sea, el trabajo, el sacrificio, la entrega, la donación, la penitencia, son demasiadas cosas como para recurrir a ellas y salir mejor del intento. 

Lo que es falso, es la imagen creada por el beneficio que procuras. Si quieres dinero, en vez de trabajar por el, lo más probable es que, te metas en la cabeza que lo puedes conseguir engañando a alguien. Porque lo quieres al momento. No tienes todo el día ni la semana, ni el mes para darte ese lujo de tolerar tanta pobreza, tanto sufrir, tanta desgracia. 

La pobreza de tu alma se refleja en tus acciones. Si crees y te mueves por principios en la vida, jamás perecerás de hambre o sed, incluso, no te faltará ropa ni hospedaje. Lo que en el momento ponemos en duda, se vuelve en bendiciones al siguiente minuto. Lo que crees que toleraste por bondad, siempre tendrá su recompensa. 

No tiras una piedra sin que ella regrese a ti. Así mismo lo que cosechas. La vida que siembras, de eso vas a vivir. Si siembras mentiras, eso vas a cosechar. Quienes te rodean te mentirán y es muy posible que ganes mucho dinero haciendo estafas, robos, engaños, pero es imposible que no termines de la misma manera. 

Si hay infierno, es el mal que haces. Si hay cielo, es el bien que haces. 

Pero recuerda, la felicidad no es una emoción placentera, ni un beneficio que acomoda tu existencia. Es un estado de consciencia que te permite tener paz interior, caminar sin deudas, convencido de que todo lo que haces es para bien. 

Haces lo correcto en todo tiempo, creyendo fielmente que sin importar lo profunda que sea tu necesidad, no vas a cometer ninguna maldad para salir de ella. Vas a proceder de la mejor manera posible y tendrás una vida llena de riquezas, interior y exterior. Porque todo empieza por demostrar quiénes somos, hasta dónde somos capaces de llegar y el precio que estamos dispuestos a ofrecer por mantenernos virtuosos, decentes, transparentes, sinceros, leales a los valores que la vida misma nos exige. 

Eso es la felicidad. No pensar con afán que por el mal que hiciste ayer, hoy te pueden hacer daño. Sino, que por el bien que hiciste hoy, puedes ser recompensado mañana.