lunes, 26 de abril de 2021

Hacer el mal no te hace FELIZ


 He escuchado que para conseguir cierta comodidad, confort, beneficios, una vida llena de dinero, estabilidad económica, hay que hacer lo malo: engañar, mentir, estafar, robar, sugestionar, chantajear, sobornar, manipular y lo que sea necesario con tal de conseguir un material que te hace creer que puedes vivir un día más. 

No es así como funciona. 

La creación humana tiene un fundamento moral que le lleva a concebir por sí solo lo que es correcto y lo que no. Incluso, cuando se trata de sobrevivir. 

La consciencia es esta herramienta, conocida como virtud, don, talento, espíritu de la vida. Lo que es cierto, es que esta herramienta dentro de nosotros, nos hace cuestionar el modo en que queremos conseguir lo que nos hace falta para continuar. 

En el plano de un techo, comida, transporte, abrigo, la necesidad puede ser tan abrumadora que nos hace pensar que el delito es el camino más fácil para llegar a la solución inmediata. O sea, el trabajo, el sacrificio, la entrega, la donación, la penitencia, son demasiadas cosas como para recurrir a ellas y salir mejor del intento. 

Lo que es falso, es la imagen creada por el beneficio que procuras. Si quieres dinero, en vez de trabajar por el, lo más probable es que, te metas en la cabeza que lo puedes conseguir engañando a alguien. Porque lo quieres al momento. No tienes todo el día ni la semana, ni el mes para darte ese lujo de tolerar tanta pobreza, tanto sufrir, tanta desgracia. 

La pobreza de tu alma se refleja en tus acciones. Si crees y te mueves por principios en la vida, jamás perecerás de hambre o sed, incluso, no te faltará ropa ni hospedaje. Lo que en el momento ponemos en duda, se vuelve en bendiciones al siguiente minuto. Lo que crees que toleraste por bondad, siempre tendrá su recompensa. 

No tiras una piedra sin que ella regrese a ti. Así mismo lo que cosechas. La vida que siembras, de eso vas a vivir. Si siembras mentiras, eso vas a cosechar. Quienes te rodean te mentirán y es muy posible que ganes mucho dinero haciendo estafas, robos, engaños, pero es imposible que no termines de la misma manera. 

Si hay infierno, es el mal que haces. Si hay cielo, es el bien que haces. 

Pero recuerda, la felicidad no es una emoción placentera, ni un beneficio que acomoda tu existencia. Es un estado de consciencia que te permite tener paz interior, caminar sin deudas, convencido de que todo lo que haces es para bien. 

Haces lo correcto en todo tiempo, creyendo fielmente que sin importar lo profunda que sea tu necesidad, no vas a cometer ninguna maldad para salir de ella. Vas a proceder de la mejor manera posible y tendrás una vida llena de riquezas, interior y exterior. Porque todo empieza por demostrar quiénes somos, hasta dónde somos capaces de llegar y el precio que estamos dispuestos a ofrecer por mantenernos virtuosos, decentes, transparentes, sinceros, leales a los valores que la vida misma nos exige. 

Eso es la felicidad. No pensar con afán que por el mal que hiciste ayer, hoy te pueden hacer daño. Sino, que por el bien que hiciste hoy, puedes ser recompensado mañana. 

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