sábado, 17 de octubre de 2015

¿El Amor es Amor?

           Sin duda que esta frase moderna, propia de la ignorancia, a calado en los corazones tiernos y lindos de millones de adolescentes y jóvenes, incluso adultos, debido a que es transmitida por canciones radiales, conciertos y televisión. No hay nada más chistoso cuando colocas tus respuestas en razón de una misma respuesta. O sea, ¿por qué Colon descubrió América? Pues porque sí. ¿Qué es el amor? Pues amor...¿acaso eres tonto?
          Una manera sencilla de deshacernos del creador que es amor y terminar satisfaciendo los gritos de la sociedad moderna que busca eliminar a Dios de su medio porque no es agradable continuar soportando un amor con tantas consecuencias y tantas condiciones que nadie está dispuesto a soportar. Si existe un amor sin Dios, todo será más sencillo. Puedo seguir mi corazón loco y enamorado y terminar con la vecina casada porque su esposo ya no la quiere como antes y a mí me va fatal con la mía. Así que, no puedo continuar con quien mi corazón no desea. Pero después veo que la otra vecina está aún más hermosa y mi corazón se siente locamente atraído hacia ella. Así que dejo que mi corazón se deje llevar, porque donde manda el corazón no manda nadie. De seguro que ese corazón que te da órdenes no tiene por nombre impulsos sexuales, irresponsabilidad ante tu primera relación por la que debías haber luchado o incompetencia de tu misma falta de amor propio e inestabilidad para contigo mismo y, como resultado, para con los demás.
         Has vertido tanto tu agua que ya no conoces el vaso donde la derramaste. Hasta de los objetos antiguos se enamoran los viejos al saber que con el tiempo lo que más ha importado no era su belleza, sino su tradición y lo que por su medio recordabas. Las más hermosas experiencias de la vida no se disfrutan porque hayamos vivido eternamente felices, sino por las experiencias locas que tuvimos.
         El amor no es amor, el amor es Dios y decir esto es meternos en un gran lío, porque el amor de Dios trabaja, nos dice cada mañana que debemos levantarnos y continuar la lucha con la cotidianidad.

viernes, 16 de octubre de 2015

EL DIOS DE LA MUERTE

              Muchos aún no lo entendemos porque no tenemos la cruda realidad latente y encarnada como los miles de personas que sufren y mueren por causas como la guerra. Y no solo hablo de soldados capacitados en la obediencia a una patria que impulsa con facilidad la rabia de sus soldados para alcanzar sus odios internos contra un enemigo caprichoso que está allá afuera esperando ver un pueblo débil para molerlo y destruirlo junto con sus hijos. Porque creo en la defensa personal, creo que debemos protegernos de ideas bárbaras e ignorantes.
             Sin embargo, cuando vemos el trasfondo de tantas guerras, llegamos a la misma conclusión que Mahama Ghandi: no hay paz en ningún acto de violencia. No hay paz en ningún derramamiento de sangre. Solo hay paz en la generosidad para con aquellos que sufren. En palabras de Jesucristo: yo soy la vida. El que no está en mi, desparrama. Estamos falleciendo al instinto propio de nuestra naturaleza espiritual. ¿Estamos aquí para morir o para vivir? La cuestión es que, no creo que aún lo entendamos.
           Se están entrenando niños, adolescentes y jóvenes alrededor del mundo para matar. Es una vida a la que le llamo muerte. No se puede vivir con una consciencia tranquila o feliz después de hacer un daño a alguien, incluso si es bárbaro. Las sociedades actuales, los gobiernos y todo tipo de movimiento a favor de los valores patrios promueven las guerras fervorosas, aquellas que llenan el lado oscuro y profundo del corazón humano, con ideas de un Dios Guerrero e implacable, vengativo y justiciero que se alimentará de la sangre de sus enemigos.
          Dios, Patria y Libertad. En la primera vamos bien, para tener una patria solo hacen falta leyes y constituciones que rijan el mando y el orden de dichas estructuras, pero para conseguir libertad, hace falta derramar sangre según la interpretación absurda de la era moderna y para establecer dicha idea, todo se disfraza con la plegaria hipócrita a Dios. Oramos para destruir o defendernos. Me dicen: si eres tan sabio, ¿por qué no nos da la solución para finalizar todas las guerras del mundo? Porque aunque lo hiciera, la maldita ambición y los planes cubiertos por cucarachas y ratas podridas, volverían a sentirse atraídos por su basura brillante y su queso apetitoso y lleno de gusanos.
          Justicia, lucha, poder, libertad, dignidad, valor. Cualquiera que sea la palabra dominante de tu país y que se enseña en todas las escuelas del mundo como una filosofía de vida, estás obligado y llamado a ser un soldado de tu patria, a matar por tu gente, por tu pueblo, por tu país y nación, para proteger los valores patrios establecidos en tu mente de alcahuete.
         Tontos, imprudentes, insensatos, la verdadera batalla sigue cobrando vidas humanas mientras el ser humano se siga distrayendo de su mayor peligro, la guerra espiritual. Vivir o morir. Exactamente, por qué luchas? Piensas que al dar tu vida sin haber vivido a Dios en tu corazón, es un derecho que se te da para matar? Quien te firmo el papel para matarme? El gobierno, unos rebeldes con ideas, una ignorancia reforzada en la cultura de la muerte? Si no ha sido el cielo quien ha firmado mi sentencia de muerte, entonces, no tengo por qué morir. No hay muerte en donde se practica la mansedumbre. Es mucho mejor, hay vida.
          Hay unos años que vivirás con la consciencia de haber matado a alguien. Importa si fue a un asesino? Importa la intención por la que te hayan obligado a hacerlo? ¿Quién es tu jefe? ¿Quién te dijo que mataras? Bueno, es la razón, es mi obligación, es mi deber, se lo debo a mi patria, mueren niños, mujeres todo el tiempo y sucede porque soy un cobarde que no puede tomar un arma de fuego y disparar contra un asesino.
        Quien a espada mata, a espada muere. Quien por Cristo vive, por Cristo tendrá vida eterna. Unos minutos aquí en la tierra no me ayudaran a saber lo mucho que se puede gozar allá en el cielo. Tiemblo al saber que pocos humanos conocen el arma de los cristianos. Escucho muerte de mártires, héroes que han dado sus vidas para sacarnos de esta prision tonta llamada violencia, llamada defensa. Ya no vivimos en un mundo de inocentes, sino de combatientes. Es por tanto que hago un llamado a todos los guerreros que tienen el coraje y el valor de ponerse de pie y triunfar para el cielo en esta batalla gloriosa que es la vida sin derramamiento de sangre. Guerreros de la vida, de La Paz y la esperanza, ¡Levántense, por el amor de quién dio la vida por todos, pónganse de pie ahora!

          Una batalla espiritual los espera.

miércoles, 14 de octubre de 2015

¿El Amor Hace Sufrir?

              ¿Por qué de todos los sentimientos existentes, el amor es el que paga al final por nuestros errores? Hay multiformes espíritus de la oscuridad que trabajan engañosamente con la finalidad de destruir y desaparecer la esencia poderosa del amor de los corazones humanos.
             Así que tenemos un enemigo, evidentemente. Como toda cosa buena que quiere alcanzar la sabiduría, la templanza, la virtud, una voluntad férrea, la paciencia y la generosidad. Cuando hablamos de subir, ya hay quienes están buscando bajarte. Cuando mencionas progreso, ya hay quien está inspirándose en lo malo para desanimarte y proponerte lo peor o lo negativo de dicha empresa que sueñas. Hay un opuesto queriendo desafiar lo bueno constantemente.
         
             De acuerdo con esta propuesta, es normal considerar la expresión: el amor te hace sufrir. El amor me desbarató el corazón, me traicionó y ahora no vuelvo a confiar nunca más en su bondad. El amor no existe, no sirve, no es agradable, te deja experiencias venenosas, bochornosas y traicioneras. El amor no es justo, te engaña y te atrapa en una esfera de felicidad para luego reventarte junto con ella en un de repente como al desinflar un globo con un pinchazo.

            Y como siempre, nada de esto que se suele decir es cierto. Analicemos la trama y si no me equivoco, también se le podría llamar: la trampa de la cual te hablaba. Si el amor fuera como los demás sentimientos, no estaría por encima de todos ellos. Si el amor fuera una relación física que define el contacto sexual de dos personas, entonces, no sería tan espiritual como se piensa.

            El amor no es venenoso, yo lo soy. El amor no es altanero, yo lo soy. El amor no es injusto, yo lo soy. El amor no es impuro, ni maligno, ni dañino, ni superficial, ni mentiroso, ni vanidoso, ni pedante o ignorante. El amor no es infiel, no es imprudente, no es desleal, ni deshonesto, ni vulgar, ni enfadado, ni odioso. El amor es puro, loable, amistoso, alegre, fiel, sencillo, grandioso, bondadoso, atento, aventurero, silencioso, sorpresivo, majestuoso, honesto, leal. El amor no es celoso, es verdad que revienta los corazones de felicidad. Estos corazones son los que están dispuestos a comprender que, no hay ninguna relación entre mi naturaleza estropeada por el engañoso mundo de un enemigo antiguo y celoso de la obra misma del amor, sino de aquellos que han emprendido con valentía el camino de su destino, que bien sabemos cuál es, su mismo comienzo. El amor gira entorno a sí mismo. Nada hay fuera de él y nada que no quiera ser dentro de él, tampoco lo será.

             Te has pasado la mayor parte de tu vida buscando razones para creer que has sido lastimado por el amor. ¡No! Fuiste lastimado y herido por una persona que no supo amar porque nunca le amaron. Un engaño precede otro engaño. Culpable, nadie lo es.