sábado, 23 de enero de 2016

SECRETOS PARA TENER FE

             La tipica respuesta a la definición
de fe está en la Biblia: es la certeza de lo que se cree en lo que no se ve, etc. Como sea, mi búsqueda de la fe no se define por una traducción de su contexto, sino por una experiencia viva de Dios. Es razonable entender por qué un hombre o una sola mujer de entre 80,000 mil personas que hacen cursos de teología y espiritualidad dentro de la Iglesia, no tienen ningun talento, don, cualidad espiritual o inspiración divina. No buscan a Dios con la experiencia, sino por medio del concepto, de los métodos, de una palabra vacía.

            Para conocer los secretos de la fe a nivel de poder realizar obras de bien, milagros en el nombre santo de Jesus y actuar en bien de los demás intercediendo por ellos con oraciones y cánticos de alabanzas, es necesario limitarnos a ciertos puntos que no precisan de teorías, sino de experiencias en el amor de Dios y, sobre todo esto, un deseo ardiente por el don de sanación, de intercesión, de la compasión. Estos puntos derivan mas que de una palabra que te embotellas, en una reforzada actividad que tendrá como resultado un modo de vida.

1. Confianza: todo derivado de tu persona en cuanto a dones se refiere, vienen de Dios. Por lo que debes confiar en Dios y después en ti mismo. El resultado es esclarecedor cuando empiezas a desarrollar este talento. Para confiar en ti mismo, debes apartar toda opinion ajena que te haga daño espiritual, mental, física y sentimentalmente. La confianza nace de un corazón limpio y sin culpa, sin alteraciones e inquietudes exageradas, de una mente sana, de un alma ejercitada en la meditación y la oración aquietada.

2. Determinación: eres una persona llena de confianza en Dios, sabes que El lo puede todo, pero eso no define tu determinación. La determinación es la seguridad de que lo que pides por confianza, lo recibirás por amor. Nadie es merecedor de los bienes del cielo, pues todos hemos pecado, pero la misericordia de Dios te ha dado otra oportunidad, consideralo un bono para tu entrada al cielo. A luchar por mantener esa oferta. Debes aprender a tomar decisiones y cuando tomes una, decídete con firmeza, entrega toda tu voluntad y deja de ser tu para que el Espíritu que da la vida haga su trabajo.

3. Valentía: si hay algo que podemos hacer es comprender los miedos. Todo ser humano experimenta miedos, es posible que podamos también experimentar amor, fe, humildad. Para alcanzar una aproximación a la fe, es importante no tener miedo a nada. Tenemos miedos blandiendo nuestros corazones dia a dia. Hay personas a las que nos da miedo decirles la verdad. Hay situaciones que nos dan miedo al vivir con otros familiares. Esas cosas perturban y cierran la puerta de tu corazón a la fe.

4. Dudas: el mayor enemigo de la fe. La duda puede ser la resultante de un miedo, asi como de una crisis, dificultad, tentación, prueba por la que estés pasando. La duda arranca de raíz toda fe y te sumerge en un abismo oscuro y silencioso, que con el tiempo te va deprimiendo, destrozando, acabando por completo. Muchas personas con dudas llegan al suicidio, no tienen ganas de ser felices, de vivir, de alimentarse de la fe, la cual significa levantarse, luchar, vivir a Dios en carne y hueso, no solo en palabras.

5. Verdad: Es imposible alcanzar la fe de la que hablo si existe la mentira en el corazón. De la mentira nace la duda, de la duda nace la cobardía, de la cobardía nace la inseguridad, de esta nace la incapacidad de saber quien eres y por quien estas hecho o para que has sido creado. Sin la verdad, la fe no tendrá sentido de ser. La fe necesita poder moverse libremente en un corazón creyente. La verdad allana los caminos pedregosos, aliviana el caminar, no hay prisa en la verdad, porque no huye de nadie, no escapa de nadie, esta confiada en su pureza. La mentira es hija de la oscuridad. Sin verdad, no puede haber fe. Con decir la verdad no quiero decir ser indiscreto. Hay verdades que no corresponden a uno decir, sino a otros y de nosotros tomarnos la libertad de decir las verdades de otros nos convertiremos en indiscretos, lo cual nos expondría al pecado de la calumnia, del juicio, del chisme.

6. Vivir: para la fe hacerse notable en la vida de cualquiera que la busque, debe primero florecer con la experiencia. Mi vida debe estar llena de acontecimientos de compasión, de amor, de piedad y de valor. Si voy a comer, bendecir los alimentos. Si salgo a la calle, orar por el dia y dar gracias. Si visito un enfermo, no solo saludar, también decirle que si desea que le ore. Nunca sabremos si Dios quiere hacer su obra hasta que nos abramos a ella. La fe nuestra puede despertar una conciencia cerrada, despertar un alma perdida, levantar al caído, darle fuerza y valor a alguien rendido. Vivir la fe es lo mejor para empezar a descubrirla. No tener miedo a ella.

7. Consciencia: es importante comprender que la fe no viene de nosotros, sino de Dios. En la medida en que yo le rindo culto a la vanidad, a lo exterior, al egoísmo, a la ambición, en esa misma medida se me quitara todo. El Espíritu Santo es el dador de la fe, y cuando alguien nos agradezca, debemos tomar consciencia de esto, no soy yo, sino Dios, a Él la gloria por siempre. Todos somos iguales y por medio de los valientes Dios sana a otros. Por eso debemos alimentarnos de su gracia y tomar consciencia de que al ejecutar una oración por alguien no lo hacemos con la intención de llenar nuestros corazones de palabras bonitas, sino de alabar a Dios. Amen.

Ojala puedas encontrar mas fe después de estas recomendaciones que creo nunca he visto en ningun otro lugar.

lunes, 18 de enero de 2016

Diferencia entre Católico y Cristiano Católico

Desde que fuera niño mis padres me orientaron por el camino de la religión. Este camino implicaba tener que respetar, obedecer y actuar en consecuencia de unos rituales, prácticas devocionales, oraciones, ejercicios espirituales, penitencias, obras de bien social y un cúmulo de tradiciones que hacían referencias a fiestas de santos.

Todas esas prácticas definitivamente llevaban a generar una conducta propia de un buen Cristiano. Pero con el tiempo y la era moderna haciendo su entrada nupcial, las personas fueron adaptando su propio estilo de vida religioso añadiéndole otro estilo más al ya acostumbrado. Desde luego, si se pueden obedecer los patrones y reglas inculcados, todo lo demás es permitido. Así que no es malo embriagarse después de leer la Biblia, escuchar la misa, hacer el rosario por las noches y de paso arrojarle un chancletazo al que se estaba durmiendo o chismear un rato después de una hora santa.

Esta perspectiva creó una cultura y un modo de vida netamente religioso. Ahora las personas eran solamente religiosas. Antes eran Cristianas religiosas. Y vamos a definir esta parte de Cristiano religioso: ser religioso es seguir unas instrucciones litúrgicas para establecer una relación y compenetración mucho más profunda. Cristiano religioso es aquel que tiene una relación personal con Cristo y por medio de la religión pone en práctica lo que Dios le dicta a su consciencia. Un cristiano católico es aquel que tiene convicción. El religioso no. Debido al hecho de ciertas reglas u observancias y bajo la presión que ejerce el mandato de la obediencia, dicha situación se convierte en una marejada de obligaciones, lo que impulsa al ser humano a la falla de sus prácticas por sentir que se le está imponiendo una forma de vivir a su libre albedrío.

Si el ser humano encuentra libertad en el evangelio de Cristo y de ahí su ánimo transformado en alegría y gozo es motivado, su desempeño para realizar un mejor trabajo en la religión será mucho más factible que si solo fuera religioso. Bajo la demanda que conlleva el ser religioso, por tanto, es más importante tener una consciencia llena de la conversión por fe, por amor, por entrega voluntaria al llamado de Cristo, que por una imposición disfrazada de caprichos personales sin intervención divina.

Para un mejor soporte a la religión, es preferible ser cristiano católico y no sólo católico. Además, nosotros somos los fundadores del cristianismo. Lutero fundó el protestantismo o la reforma, que se consideró una rebeldía bajo el concepto de que nadie huye de su familia por los problemas que se encuentran en ella. Se ayuda a la familia y se trata de salir adelante. Además, el concepto que hoy se está promoviendo respecto al cristianismo es el de no ser religiosos. Les diré algo, no quito que la iglesia católica tenga su fundamento como religión universal, debido a sus normativas y leyes que rige bajo derechos canónicos, pero más que una religión, es iglesia y es Cristiana.

Los devotos católicos están en el camino. La iglesia es madre de todos, porque precisamente, Jesus vino a llamar a los enfermos y no a los sanos. Por eso la iglesia es Santa, apostólica por quienes hacen la misión a ejemplo de Cristo y madre porque nos acoge a todos. De entonces queda entendido que ser católico no es ser comprometido como el cristiano católico. El catolico puede ser cualquiera que haya nacido con una idea o práctica de lo que se hace en la iglesia católica. Que sin duda no es emborracharse, prostituirse, robar, matar, engañar, ultrajar, maldecir. Pero, para quienes han tomado la religión como compromiso y estilo de vida, es porque han confiado plenamente en la palabra de Dios y han escuchado atentamente su palabra hecha vida y carne en cada uno de nosotros.

Por ende, para decir que soy catolico prefiero decir que soy cristiano católico. Y este cristiano está llamado a amar y dentro de este amor está el impulso para acatar cualquier normativa o regla que se deba obedecer. El amor vence a la ley. El amor lo supera todo porque siendo libertad nos impulsa a obedecer sin quitarnos su libertad.

Las religiones que persiguen la vida en el mundo, que sostienen principios de paz, de fraternidad, de generosidad, de bondad, están llamadas también a ser parte del misterio divino de Dios. Porque, todo el que ama, conoce a Dios, porque Dios es amor. Las iglesias que están separadas por ideologías de la iglesia católica, también están llamadas como la misma iglesia católica a profesar una mejor calidad de vida en la santidad a la que estamos todos llamados, porque bajo los ojos de Dios, ninguna religión es preferida, ni más bendecida, sino que todas luchamos por encontrarnos en su amor y ante su presencia por toda la eternidad.