viernes, 12 de junio de 2015

LA CULPA Y EL ODIO FRENAN LA VIDA

         Siempre que vemos al pasado podemos encontrar miles de estupideces, errores, ridiculeces, boberías y payasadas que hicimos y de las cuales nos arrepentimos hoy día. Muchas de esas tonterías llevaron a la carcel a una gran mayoría y otras generaron comportamientos extraños no apropiados y cientos de enemigos. Por lo que, mantener una buena relación siempre es importante y mas cuando sabes que la necesitaras para acercarte a los demás. Una conducta agradable siempre será vital en el desempeño de cada función que realizamos.
       Puedo ver con labios cerrados y oídos sordos el irrefrenable miedo que se oculta bajo nuestra piel. Sometemos nuestro cuerpo y nuestra alma al turbulento odio y a la sutil culpa que sin darnos cuenta nos obstruyen la vida. De la culpa nace el odio. Usted se maltrata diariamente por cuestiones que le están ocurriendo a la mayoría y se afana y se preocupa por los demás a raíz del odio que un evento inoportuno o a propósito le afecto y su demanda de imaginar cosas, de inventarlas, de suponerlas y no aclararlas le llevaron a crear una monumental tragedia que el mismo Shakespeare envidiaría.
       Dese cuenta de lo que ocurre y de donde procede la culpa y el odio. Su origen reside en la debilidad y con el tiempo, se hacen fuerte gracias a la voluntad y empeño que le dedicamos. Si el mismo interés en propagar paz y amor se diera, este mundo seria distinto en el sentido bueno de la palabra. Pero, todo ha de ser regido por el equilibrio. La culpa desvanece al alma en un estado de rendición: he fallado y volveré a hacerlo una y otra vez; para que levantarme?
      Con el odio sucede otro factor: se propaga lento, pero al llegar y plantarse en el corazón con el ánimo que se le da, trabaja veinticuatro horas y produce enfermedades, rápido envejecimiento, muerte repentina, mal estado espiritual y distanciamiento de Dios. Fatal y todavía aun mas saber que ambos llevan al deseo de querer continuar ofendiendo a Dios, uno en ti mismo (la culpa) y el otro en los demás y en ti (el odio). Frénate ahora que puedes y dale paso a la vida, que es Dios.

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