miércoles, 1 de abril de 2020

Debes ser luz para quienes ya son oscuridad

Veo que hay más deseo por gritar a los cuatro vientos todo lo malo y perverso que podemos ser. Soy testigo de como personas sin escrúpulos agitan sus lenguas de manera atrevida y alaban las obras de las tinieblas con palabras obscenas y vulgares hasta el punto de invocar demonios y otras tantas cosas más que no son del corazón, ni vienen del alma.
Pareciera serle más fácil a una persona enojarse y violentarse contra otros, llenarse de odio, rabia, furia, hasta tal punto que puede lastimar a miles en público y nadie dice nada. Los que alabamos a Dios, los que viven en el silencio a un Dios grande y poderoso, se quedan tímidos, rezagados, intimidados en una esquina donde nuestras acciones serán juzgadas por permitir tales atrocidades de otros.
Los que actúan de mala manera, siempre lo hacen movidos por un sufrimiento, un dolor, una idea confusa a causa de las dos anteriores. Pero los que permitimos que se siga volcando la maldad sin gritarle que se calle con autoridad, sin gritarle como aquella voz que exclamaba en el desierto, seremos juzgados de manera más severa.
Veo confusión en quienes dicen creer en un mundo mejor. Veo negligencia en las acciones de quienes creen hacer de este mundo un lugar más dichoso. No estamos siendo la luz para la que hemos nacido. Nos estamos volviendo oscuridad con el que ya estaba en ella. No estamos reprendiendo las malas acciones.
Actuamos con vergüenza, inseguridad, miedo, dejados al vago recuerdo de la bendición de Dios. Claro que espero en su santo amor. Por supuesto que me someto a su gracia. En Dios yo confío, y porque todo lo que se y hago esta en sus manos, el también me da la fuerza para hablar en su nombre, para declarar su verdad, su misericordia y su poder.
Alabaré las obras de mi Dios. No me dormiré ante el dolor y el sufrimiento de un pueblo confuso que no reconoce las obras del amor. Que, por el contrario, se muere en las penas de sus malas acciones.

Levántate tu que duermes. Abre los ojos del alma. Así verás con claridad hacia donde te llevan tus palabras y acciones.
AMEN.

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